Recientemente he leído este artículo sobre Einstein
donde este expone esta frase de Schopenhauer como justificación de su no
creencia en el libre albedrío.
Si analizamos el comportamiento humano sin duda
encontraremos muchas situaciones donde esta frase sea aparentemente cierta. Sin
embargo la persona siempre puede sobreponerse a los condicionamientos y tener
verdadero control sobre lo que quiere.
Por ejemplo está la atracción entre sexos. Si esta no existiese
probablemente también habría parejas, seguramente mucho menos numerosas y
basadas en criterios mucho más objetivos como el estar realmente bien con
alguien. En cambio en el día a día todos conocemos parejas donde lo dominante
es lo reactivo, con desencuentros continuos de todo tipo o simplemente
indiferencia. Por eso es tan importante ser capaces de sobreponernos a la
atracción sexual producida por nuestra parte genética y tomar verdadera
conciencia de cómo es la persona con la que planeamos emparejarnos.
Otra situación típica que parece apoyar el sentido de la
frase inicial son las compulsiones como por ejemplo a fumar, donde acaba siendo
evidente para cualquiera mínimamente objetivo que la persona no elije seguir
haciéndolo sino que es presa de algo.
El proceso puede empezar quizás de modo imitativo, donde el
individuo desea mostrarse como parte de un grupo haciendo acciones similares,
en este caso el fumar, o quizás de forma diferenciadora, donde el individuo
desea mostrarse distinto, o quizás de forma autoafirmativa, donde el individuo
desea demostrarse a sí mismo que ya es mayor o algo similar. Luego esto termina
transformándose en una adicción, también apoyada por cambios físicos en el
cerebro debido a los productos químicos. A partir de allí la persona buscará
justificarse de cualquier forma, por más absurda que sea, para sentirse bien
consigo misma y creer que lo hace por propia voluntad. Solo cuando la persona
madura suficientemente estará capacitada para hacer un autoanálisis mínimamente
objetivo y darse cuenta que es presa de esa compulsión.
Si bien este último párrafo también parece apoyar de alguna
forma el sentido de la frase del titular, esto es debido únicamente a que la
sociedad actual no da herramientas al individuo como para que sea capaz de
analizar objetivamente mucho de lo que se le va presentando en la vida, y por
tanto este apenas está preparado para entender inicialmente en este caso lo
perjudicial del tabaco y actuar en consecuencia. Sin duda es necesario un
cambio muy importante de la educación en el sentido de fomentar la capacidad de
análisis objetivo.
Otra situación que claramente parece apoyar el sentido de la
frase es la tendencia aparentemente natural donde el individuo tiene claramente
marcadas preferencias por cierto tipo de materias, por ejemplo más científicas,
o quizás es más dado a temas que le lleven a fomentar su relación con personas,
o cualquier otra variante de la que sin duda tenemos ejemplos en cada uno de nosotros
mismos.
¿Puede de alguna forma el individuo “superar” esa tendencia
de forma de ser capaz de elegir algo de otro campo con el que no tiene especial
afinidad? Por supuesto. Ya ocurre en casos donde por las circunstancias la
persona tiene que entrar en situaciones que de otra forma no habría buscado,
por ejemplo por coger un trabajo que no se desea especialmente, y entonces se
da cuenta que ese otro campo también es interesante.
A primera vista uno diría que eso no es más que lo mismo,
que la persona tenía tendencia hacia ese campo y simplemente no lo había
descubierto. Sin embargo esa conclusión es cuestionable, y el argumento clave
es de nuevo el mismo que para los dos otros temas tratados anteriormente: el
desarrollo de la capacidad analítica.
Si la persona es capaz de dejar de lado su tendencia
genética, sus compulsiones, sus deseos, y desde fuera de todo esto ver cómo son
las cosas, entonces estará capacitada plenamente para elegir pareja o no
elegirla, pero en cualquier caso objetivamente; estará capacitada para elegir
no empezar a fumar o no hacer cualquier otra acción perniciosa o simplemente
absurda, superando por tanto sus compulsiones; estará capacitada para ver más
allá de sus deseos y tendencias, unas veces causadas por el entorno, otras
simplemente por sernos más fáciles, y podrá elegir probar otros campos por los
que nunca hubiese sentido ninguna atracción.
Por tanto, la capacidad analítica objetiva real, aquella
donde la persona es capaz de ver desde fuera de todas esas pesadas capas que la
naturaleza, la sociedad, la educación, o ella misma ha ido poniendo encima de
sí, esa capacidad analítica es la que nos permite ejercer nuestro libre
albedrío a pleno.